El liderazgo tóxico, una práctica a extinguir

El liderazgo tóxico, una práctica a extinguir

Desde SECB queremos recordar que el activo más importante de CaixaBank es su capital humano y gracias a él la Entidad puede seguir posicionada a la cabeza de nuestro sector. Para que el valor de este capital humano siga creciendo es necesario potenciar modelos de liderazgo positivos.

Como pedimos a nuestra DT en la circular publicada el pasado 29 de mayo, hemos de combatir entre todos el Liderazgo Tóxico, que pone en riesgo el crecimiento de este capital humano.

 

¿Qué entendemos por Liderazgo Tóxico?

Este es un liderazgo negativo que afecta al clima laboral y disminuye notablemente la satisfacción y motivación de la plantilla, provocando agotamiento y miedos entre otras muchas cosas. Las personas que ejercen este tipo de liderazgo suelen compartir alguna de estas tres características (no todas se han de dar al mismo tiempo):

  • Ausencia de emociones en la toma de decisiones
  • Falta de empatía y de remordimiento
  • Alta capacidad de manipulación hacia los demás y de seducción en general
  • Pronunciada tendencia a la mentira
  • Focalización en resultados sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos
  • Tratar a las personas como si fueran objetos
  • Habilidad para identificar y utilizar en su favor las debilidades de los demás
  • Mala capacidad para trabajar en equipo
  • Lógica egocéntrica
  • Ganas de poder
  • Incapacidad de asumir la responsabilidad de sus actos
  • Agresividad,…

¿COMo se manifiesta este Liderazgo Tóxico?

No tenemos mejor forma de explicarlo que invitándoos a leer el artículo de Lauren Comiteau «Como trabajar cuando su jefe es un psicópata», donde se habla de la Psicopatía Corporativa, o buscando la definición de «Síndrome de Burnout» (o también, síndrome de agotamiento  profesional) o, si queréis un fábula, «La rana hervida».

¿Podemos encontrar Liderazgo Tóxico dentro de CaixaBank? Sí, lo podemos encontrar. Se traduce en prácticas que han quedado integradas en nuestro día a día:

  • Incremento arbitrario de retos por encima de los marcados en las bases de las campañas (este año le ha tocado a la campaña de seguros generales)
  • El EIC se ha convertido en la clave del NON STOP. Cada venta que hacemos se pone el reto más lejos. ¿No es el IEC un índice perverso?
  • Nos ponen retos sobre carteras de Banca Premier sin tener en cuenta los perfiles de riesgo y cultura financiera de los clientes.
  • Nos dicen que el cliente es el centro y que nos hemos de adaptar a sus necesidades. En la práctica nos piden que adaptemos el cliente al producto.
  • Hacemos cursos que desarrollan códigos de conducta que están muy lejos de la práctica diaria real (¡ningún préstamo sin compensaciones!)
  • Da igual que seas una oficina tradicional, una S1, una híbrida o una Store, es igual que hoy no hayan funcionado las máquinas o que nada más hayan trabajado la mitad de la plantilla, la única pregunta que os harán es cuántas ventas habéis hecho de las campañas en curso.
  • Etc.

Estas prácticas, ¿qué provocan a una buena parte de la plantilla? Pues agotamiento, desmotivación, miedos y un clima laboral que se va deteriorando con el paso del tiempo.

Señores de la Dirección, los resultados no lo justifican todo. No podemos mirar hacia otro lado cuando chocamos con conductas típicas del Liderazgo Tóxico, pero de esto hablaremos en una próxima circular.


Cómo trabajar cuando tu jefe es un psicópata

Lauren Comiteau BBC
30 marzo 2014

Los tiranos corporativos

Los tiranos corporativos pueden ser protagonistas de películas atrapantes durante un par de horas: piense por ejemplo en el Gordon Gekko de Michael Douglas en «Wall Street» o en Leonardo DiCaprio en «El Lobo de Wall Street». Pero en la vida real, los jefes de esta clase tienen efectos devastadores sobre trabajadores y empresas.

Miranda -periodista de una agencia de noticias holandesa por más de 20 años, que pide no publicar su apellido por temor a perjudicar sus relaciones profesionales- cuenta que una vez le tocó trabajar para un gerente tiránico y manipulador.

«Solía echarle la culpa a todos los demás si las cosas salían mal», relata. «Durante la noche se mandaban correos electrónicos a toda la oficina en los que se humillaba a una persona determinada, sólo porque sí.
Sus actos socavaban la estabilidad y la confianza.

«Los jefes intermedios y los editores luchaban entre sí para llegar a convertirse en el favorito de este directivo. Y él era muy maquiavélico y jugaba a enfrentar a unos con otros.

Psicopatía corporativa

A pesar de que estos monstruos oficinescos se suelen retratar en la pantalla como antihéroes más bien inofensivos, en el mundo empresarial se está generando una ola de preocupación por las cada vez más extendidas conductas abusivas en los espacios de trabajo, lo que los académicos han dado en llamar «psicopatía corporativa».

Los psicópatas saquean corporaciones enteras. Juegan con nuestro dinero y luego acuden al Estado para que los rescaten Oliver James, autor de «Dinero y política de oficina»

Tras la crisis financiera mundial, se ha desarrollado un corpus de investigación cada vez mayor sobre las conductas inadecuadas del bully (matón) corporativo, que parecen darse en particular en el sector bancario y financiero.

La investigación está empezando a identificar rasgos que ya no se consideran simplemente desagradables y perjudiciales, sino que tienen carácter psicopático, según sugieren los expertos.

La lista clínica de rasgos psicopáticos comunes -que incluyen la falta de remordimiento, la amabilidad que puede aparecer y desaparecer sin previo aviso, el egocentrismo, la mentira, la capacidad de manipulación, la impulsividad y la pobreza emocional- predominan entre las personas que se sienten atraídas por puestos de poder.

Es importante distinguir entre el comportamiento psicopático y el psicótico. La psicosis es un síntoma de una enfermedad mental que, en un lenguaje llano, se da cuando alguien pierde contacto con la realidad. Cuando los psicólogos hablan sobre los psicópatas, sin embargo, se refieren a personas con un trastorno de la personalidad con características distintivas como la crueldad, el encanto y la extrema frialdad que pueden mostrar aun estando bajo presión, así como la carencia de empatía y conciencia.

Estos rasgos -dicen los expertos- suelen aflorar entre personas que persiguen la riqueza, la gloria y la necesidad de controlar a los demás.

El saqueo

No son sólo sus subordinados inmediatos de la oficina los que deberían estar temblando.

«Los psicópatas saquean corporaciones enteras. Juegan con nuestro dinero y luego acuden al Estado para que los rescaten», dice el psicólogo y locutor Oliver James, autor del texto «Dinero y política de oficina: Cómo prosperar en un mundo de mentiras, puñaladas traperas y trucos sucios».

«Casi todos los recientes cataclismos (financieros)» pueden atribuirse a personas que muestran un comportamiento psicopático, indica James.

El húngaro Elie Wiesel, a quien se le concedió el Premio Nobel de la Paz en 1986 y fue víctima de la estafa piramidal Ponzi de Bernard Madoff, ha dicho que «psicópata» es «un calificativo demasiado amable» para describir a Madoff, que ahora está encarcelado por encabezar el que se considera el mayor fraude financiero de la historia de Estados Unidos.

El académico británico Clive Boddy va incluso más lejos y culpa del derrumbe financiero mundial de 2009 a los líderes empresariales que muestran conductas psicopáticas.

«Creo que ellos han ejercido gran influencia en toda la ética de las organizaciones, precipitándola en una espiral descendente», señala.

¿Cuántos y quienes son los psicópatas?

Es difícil decir qué porcentaje de las personas en un espacio de trabajo muestran conductas psicopáticas.

Los denominados «psicópatas altamente funcionales», que no suelen representar una amenaza física para sus compañeros, pueden ser muy eficaces en algunos entornos corporativos, ya que no sienten ningún remordimiento por despedir al personal ni por atribuirse los méritos que corresponden a otros

El psicólogo Robert Hare, cuya Escala Revisada de Evaluación de Psicopatías (conocida como «PCL-R») de 20 puntos se ha convertido en la principal herramienta de diagnóstico para este trastorno, estima que estos sujetos representan alrededor de 1{bcfbf1485f9100f47f1c83ce8af034297ed6abd9d638c2b9183a92c48ec6690c} de la población general.

Algunos estudios menos científicos, realizados principalmente por internet, sugieren que el número puede ser mayor en los consejos de administración de las empresas.

En 2011, el psicólogo Kevin Dutton, de la Universidad de Oxford, lanzó la Great British Psychopath Survey («Gran encuesta del psicópata británico»).

Dutton utilizó una prueba psicométrica para encuestar a 5.500 personas en la que se les pedía a los participantes que evaluaran en qué medida estaban de acuerdo con una serie de afirmaciones que iban desde «En mundo actual, siento que puedo estar justificado para hacer cualquier cosa con tal de tener éxito» hasta la afirmación «El amor está sobrevalorado.»

Aunque no es un relevamiento estrictamente científico, el resultado fue indicador de las profesiones por las que se sienten más atraídas las personas con tendencias psicópatas.

Los puestos ejecutivos encabezan la lista, seguidos de abogados, profesionales de los medios de comunicación, personal de ventas y cirujanos. Los periodistas, policías y miembros del clero también ocupan un lugar al tope de la lista.

¿Y cuáles son los profesionales que menos probabilidades tienen de exhibir rasgos psicopáticos? Asistentes sociales, enfermeros, terapeutas, artistas y profesores.

También tiene sus ventajas

Existe, sin embargo, algún aspecto de la crueldad en la oficina que puede tener algunos beneficios.

Aunque estos líderes causan miseria y destrucción, «aquellos que pueden frenar sus tendencias a ignorar las reglas de la sociedad cuentan con una gran ventaja -señala James-. Si uno no se preocupa por los demás, como sí hace la mayoría de las personas, es más libre y puede pensar de manera innovadora».

Los denominados «psicópatas altamente funcionales», que no suelen representar una amenaza física para sus compañeros, pueden ser muy eficaces en algunos entornos corporativos, ya que no sienten ningún remordimiento por despedir al personal ni por atribuirse los méritos que corresponden a otros, al mismo tiempo que son capaces de achacar sus propios fracasos a errores inventados y ajenos.

«La codicia es conveniente en una economía globalizada, donde se necesitan personas en las altas esferas que sean despiadadamente crueles», dice James, sobre todo cuando se trata de tomar decisiones de negocios cruciales como los recortes de personal.

Pero esa misma crueldad, si no se controla, conlleva un alto riesgo: podría causar «que la empresa sufra una debacle».

La dosis justa

James trabaja actualmente con ejecutivos de alto rango para ayudarlos a ser lo «suficientemente psicopáticos».

Solamente se puede trabajar con algunos jefes que muestran rasgos narcisistas o maquiavélicos, dijo James.

¿Y qué hacen mientras tanto los empleados? Pueden probar poner en práctica la adulación para los primeros, mientras que a los segundos deben demostrarles que les pueden ser útiles, sugiere el experto.

Aunque, para muchos, la situación puede ser simplemente insoportable.

«Es como trabajar para un niño de 6 años», explica el psicoterapeuta Audrey Kraft, que vive y trabaja en Amsterdam, Holanda.

El estudioso británico Boddy, quien ha escrito extensamente sobre ética empresarial, ofrece algunas sugerencias para los trabajadores hostigados: conoce a tu enemigo familiarizándote con la literatura sobre psicópatas corporativos para que puedas anticipar sus acciones.

Luego, documenta todos los casos de abuso; no lo tomes como algo personal; procura contar con testigos durante los enfrentamientos para evitar cualquier posible reacción violenta y, lo más importante, prepárate para enfrentarte a que los jefes de tus jefes no crean nada de lo que dices y padeces.

«Si ese es tu jefe, estás metido en un gran problema. No vas a poder cambiarlo y no aprenderá de sus errores», sentencia Kraft.

 

Sección Sindical Girona, Lleida y Tarragona
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