En la DT Aragón – Rioja hemos celebrado el final del verano con una reunión por la tarde el día que comenzaban nuestros hijos el colegio en Infantil y Primaria. Y además se ha alargado un “poquito…”
Gracias por ayudar a conciliar,
ya nos darán otro premio.
Y el mensaje recibido no ha podido ser más apocalíptico, todo va mal: el sector, los tipos de interés, el futuro, el presente… y por si no lo sabemos, cuidado, “a todos nos gustaría mantener nuestro puesto de trabajo…” (¿?)
Señores, mal mensaje. Todos sabemos leer y ya conocemos el entorno económico, social y empresarial. Y todos sabemos lo que hay que hacer; sí, lo sabemos, no es necesario un email tras otro para recordarlo. A lo mejor el emisor del email necesita que también le recordemos por email cómo están las oficinas de personal en verano, o cómo suben los retos conforme va avanzando el año, o que los productos dejan cada vez menos comisiones y cada vez es más difícil llegar.
La política actual es la del “látigo”: cuanto más arreo, más consigo.
¿A qué precio? ¿Importa?
¿Eso es confiar en la plantilla?
Está claro que eso también se ha perdido. ¿De verdad se necesitan tantos correos y reuniones? Se percibe un mensaje de angustia, de histeria colectiva. Pues ha llegado el momento de los buenos jefes. “Porque en mar calmado todos somos capitanes” (John Ray).
Los compañeros nos lo transmiten en nuestras visitas; no es algo de unos pocos, como nos contestan. La Plantilla está al límite y lo que se necesita es más apoyo, en todos los aspectos, más confianza en la misma y menos presión constante y sin sentido. Cuando no son los móviles y su campaña, es acción Push y su coche y el hito esperando a final de septiembre con sus seguros. Más las nóminas, hipotecas, carteras master, compra estrella… Ah, por cierto, y al cliente ni lo nombramos.
Todos somos conscientes de la situación sectorial, de las posibles sentencias judiciales y de que se necesita el empuje de todos, no empujar a unos cuantos.
Más ayuda, un mensaje más optimista y proactivo vendría muy bien.