Reproducimos el texto de nuestra intervención de la Junta de Accionistas celebrada el pasado viernes:

Me llamo Pedro Manuel Villafañe Granda, soy el Presidente del SECB y me dirijo a ustedes, además de en mi nombre, en el de la plataforma Unión Sindical CaixaBank creada con motivo de la convocatoria de un ERE y compuesta, además de por mi sindicato, por UGT, SIB, FEC, CGT, CIC, ELA y LAB.

Esta plataforma sindical aglutina la representación legal de casi el 60% de la plantilla de CaixaBank.

Además, todos los sindicatos tenemos delegada por nuestros afiliados, votantes, familiares y amigos la representación de un importante número de acciones.

No puedo comenzar esta intervención sin felicitar a la mejor plantilla del sector financiero español. Es la mejor por su preparación, por su productividad y por sus logros. Esta plantilla, tras haber conseguido un resultado récord en 2017, ha sido capaz de batirlo de nuevo en 2018 con un incremento cercano al 18%.

Dice la publicidad institucional que la Obra Social es el alma de nuestra empresa, pero si quieren pensar en un corazón que bombea como el de un atleta olímpico, ese, ya saben ustedes cuál es, nuestra plantilla.

Ya he dicho que hemos tenido dos años consecutivos de resultados sin precedentes y a continuación se nos presenta una propuesta de despidos colectivos que tampoco tiene precedentes. A casi 2.000 millones de beneficio le corresponden más de 2.000 despidos. Es, sin duda, una extraña manera de expresar su agradecimiento a la plantilla que ha contribuido de forma decisiva a la consecución de los objetivos del plan estratégico que venció en ese ejercicio.

Llegados a este punto hemos de indicarles que nuestro voto a las cuentas será negativo ya que no sabemos muy bien con que dato quedarnos, el que nos han expuesto aquí como accionistas y habla de unos números fantásticos y maravillosos o el que nos han presentado en la mesa de negociación del ERE, como empleados, que nos quiere hacer ver una situación totalmente catastrofista.

¿Cuál es la verdad Sr. Gortázar?

¿La empresa cuya exitosa cumplimentación del recién terminado plan estratégico justificaría el sustancioso bonus que nos piden que aprobemos? ¿O es más real la entidad que encara el futuro tan exhausta que necesita imperativamente despedir sin contemplaciones a 2.157 de los mejores trabajadores del sistema financiero español?

Todo esto se produce en el marco de un nuevo plan estratégico que usted mismo ya ha dicho que no va a cumplir, con el impacto que todos conocemos en la cotización. Un plan que contempla multitud de cambios en las condiciones laborales, que deberían haberse pactado con la representación sindical antes de dar por concluido su diseño. ¿Qué sentido tiene un plan que depende, para ejecutarse, de cambios laborales que no está en su mano asegurar? Después de omitir los pasos obvios intenta usted forzar esa aprobación de los sindicatos con la inaceptable amenaza de más de 2.000 despidos.