Ser empleado de banca ya no es un privilegio:
Nos llevamos todas las bofetadas.
La mayoría de los empleados reconocen en privado depresiones, uso habitual de fármacos para dormir, para tratar la ansiedad, y para colmo, las amenazas están al orden del día…
- Amenazas de cliente con problemas mentales.
- Amenazas por el cobro de comisiones.
- Amenazas por querer hacer reintegro sin identificarse.
- Amenazas porque no se le concede financiación.
- Amenazas por tener cuenta bloqueada por fraude.
- Amenazas por petición de anticipo.
- Amenazas por una deuda de tarjetas.
- Amenazas en la oficina por no querer hacer ingreso en cajero automático.
- Amenazas por quejas por la venta de un producto financiero.
- Amenazas al pasar un KYC.
- Amenazas de cliente por recibir llamadas de empresa de recobro.
- Amenazas cliente que se niega a utilizar cajeros.
- Amenazas por un embargo en su cuenta.
- Amenazas por no poder cerrar la cuenta de un difunto.
- Amenazas por devolución por falta de saldo de un recibo sin previo aviso.
- Amenazas porque por una incidencia técnica no puede realizar reintegro.
- Amenazas cuando le indican que debe esperar su turno para hablar con su gestor.
- Amenazas porque cree que el cajero se ha quedado dinero (no tiene saldo).
- Amenazas cuando le indica que no le puede proporcionar documentación que solicita.
- Cliente amenaza tras pedir cambio de billetes.
- Cliente amenaza por desconocimiento del origen de cargos en su cuenta.
Hoy se vive a base de horarios extendidos, presión por vender, vender y vender, incluso bajo la exigencia de incumplir normativas que pueden suponer el despido disciplinario, miedo a ser despedidos por el ajuste continuo de plantilla y el cabreo generalizado de los clientes.
La Dirección de CaixaBank sigue mirando
hacia otro lado y no hace nada para
proteger a sus empleados.
Ante este inmovilismo,
¡ACTUA!
Lo primero es tu salud y tu puesto de trabajo.
No normalizes estas situaciones,
¡DENUNCIA!
Las amenazas no van en el sueldo.