No todo vale en el ejercicio de la actividad sindical

De los muchos servicios que damos a nuestros afiliados, uno de los mejores valorados, y que menos nos gusta dar, es la asistencia en los expedientes laborales.

Cuando nuestras acciones para prevenir fallan, cuando el mensaje de venta indiscriminada dado por los capataces de la Entidad triunfa, cuando se han cometido errores, no nos queda otra que acompañar a nuestros afiliados en el proceso de auditoría y guiarlos hasta la finalización del expediente sancionador.

Cuando pintan bastos, estamos a su lado en el momento de la comunicación del despido, les resolvemos las cuestiones prácticas posteriores y les facilitamos la asistencia legal, sin coste alguno (sí, sin coste), para interponer las acciones judiciales que vengan al caso.

Y nuestros afiliados son libres de utilizar uno, varios o ninguno de nuestros servicios en este ámbito: la supervisión de las respuesta escritas, comparecencia en el expediente, acompañamiento a las citas con la empresa, trámites, negociaciones y acciones jurídicas varias.

Los empleados son siempre libres de seguir,
o no, nuestros consejos.

Hay incluso quien busca asesoría legal por su cuenta, es lícito y nos parece bien. En esos casos, siguen las recomendaciones de sus abogados, consejos que a veces compartimos y otras no.

Por desgracia, la ‘mano’ de los sindicatos en la interlocución y negociación respecto a las sanciones con la empresa es limitada y con auditoría, nula.

Aún así hay algún sindicato que siempre utiliza situaciones desafortunadas para ganar afiliados (todos sabemos de qué sindicato estamos hablando ¿verdad?) propagando medias verdades malintencionadas, que si no las saben porque son confidenciales, se las inventan.

Y como cree el ladrón que todos son de su condición, nos atribuyen malas artes que ellos, como ‘gran ejército’ que son, llevan siempre en el manual del mal sindicalista.